Muchas personas preguntan si es posible educar a perros sordos. La respuesta es simple: ¿por qué no ?
La sordera es compensada por todos los seres vivos, es decir, reemplazados parcialmente por los otros órganos de los sentidos. La sordera desarrolla una mayor capacidad de ver y sentir.
Es lo mismo en el perro. Desde el principio, el cachorro siente la más mínima vibración y busca con los ojos y el olfato el origen de la misma. Esta capacidad se acentúa con el tiempo, hasta llegar a detectar golpes de la palma de la mano sobre la mesa o del pie sobre el piso, o incluso cuando uno hace palmadas de aplauso. Sobre este fundamento se basa el adiestramiento de perros sordos.
La idea es de llamar la atención del perro para luego establecer una comunicación visual. La señal de alabanza “¡Bien hecho!”, como por ejemplo el dedo pulgar apuntando hacia arriba, que va acompañada inmediatamente de un premio o recompensa, es la más importante. Cada comando, como por ejemplo “siéntate” , “de pie” o “échate” siempre se acompaña con un gesto único; el perro se graba la relación entre el gesto y el comando y, finalmente, ejecuta los comandos también.
Es importante que las señales a utilizarse sean simples, claras e inconfundibles. Todos los miembros de tu hogar tienen que usar los mismos gestos. Deben ser inequívocos con sus gestos y procurar que éstos se hagan con una sola mano, para tener la otra libre en caso de llevarlo en la correa.
El gesto para “ven aquí” debe ser más pronunciado que otros para que el perro lo entienda a la distancia.